Qué es la “nueva variante covid perro del infierno”

Ilustración de virus SARS‑CoV‑2 con texto “Perro del infierno”

 

 

Qué es la “nueva variante covid perro del infierno”

La llamada “nueva variante covid perro del infierno” alude a los sublinajes BQ.1 y BQ.1.1 del virus COVID-19, descendientes de la variante Ómicron.

El apodo, aunque suene sacado de una película de terror, nació en redes sociales: usuarios decidieron bautizarlas como “Perro del infierno” en alusión a Cancerbero —el mítico perro guardián de las puertas del inframundo en la mitología griega—.

La imagen metafórica sugiere que esta variante podría ser difícil de contener, dada su aparente facilidad para propagarse, aunque la ciencia aún estudia su alcance.

Por qué preocupa (y por qué suena tan ominosa)

Las autoridades sanitarias y estudios epidemiológicos han observado que BQ.1/BQ.1.1 podrían tener una ventaja con respecto a versiones anteriores del virus. En particular:

  • Mayor transmisibilidad: algunos estudios estiman que puede ser entre un 10 % y 30 % más contagiosa que otras subvariantes previas.
  • Capacidad de evasión inmunitaria: esta subvariante parece tener mutaciones que le permiten “esquivar” en parte la inmunidad, ya sea inducida por vacunas o por infecciones previas.
  • Potencial de convertirse en dominante: según proyecciones del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), BQ.1/BQ.1.1 podrían representar más del 50 % de los contagios en Europa a finales de noviembre, y superar el 80 % a inicios de 2023.

Ese cóctel de “más contagiosa + evasión inmunitaria + expansión rápida” explica por qué el nombre “perro del infierno” caló tan fuerte: hay un temor real de que provoque una nueva ola de contagios.

nueva variante covid perro del infierno

¿Ya está aquí? Situación en México

Sí. A finales de 2022 comenzaron a confirmarse casos en México.

Según los datos oficiales, se detectaron al menos 16 casos de esta subvariante en varias entidades del país, incluyendo la Ciudad de México, Nuevo León, Baja California, Estado de México, Chiapas, Yucatán, entre otras.

Un primer caso documentado correspondió a una mujer de 36 años en la capital. Con posterioridad, aparecieron más contagios en diversos estados.

No obstante —y esto es clave— las autoridades recalcan que hasta ahora no hay evidencia de que la “variante perro del infierno” provoque una enfermedad más grave que otras cepas.

En palabras llanas: sí, circula en México. Pero su peligro real —más allá del miedo generado en redes— aún no está confirmado.

Síntomas: ¿qué se sabe hasta ahora?

Los contagios atribuidos a “perro del infierno” parecen desencadenar síntomas similares a los de otras variantes de Ómicron. Entre los más reportados figuran:

  • Tos
  • Dolor de garganta
  • Malestar general
  • Congestión o secreción nasal
  • Dolor de cabeza
  • Fatiga
  • Fiebre
  • Dolores musculares
  • En algunos casos: diarrea, afonía (pérdida de la voz), taquicardia y pérdida de apetito.

Hasta el momento, no hay indicios claros de que provoque cuadros más graves —hospitalizaciones, dificultades respiratorias extremas o mayor mortalidad— en comparación con otras subvariantes de Ómicron.

Qué opinan los expertos de la nueva variante covid perro del infierno

Los epidemiólogos consultados coinciden en que BQ.1/BQ.1.1 merece vigilancia, pero advierten contra el pánico: aunque su transmisión podría ser algo más rápida, no hay pruebas sólidas de que cause una enfermedad más peligrosa.

Además, se insiste en que las vacunas siguen ofreciendo protección importante, especialmente contra casos graves, hospitalización y muerte.

En ese contexto, la postura más sensata —y solidaria— es no bajar la guardia: usar cubrebocas en espacios cerrados, mantener higiene, vacunarse, y seguir con protocolos básicos de salud comunitaria.

Más allá del nombre: por qué “Perro del infierno” es una metáfora peligrosa

El sobrenombre no es casual. Esa imagen de bestia mitológica con sed de caos resulta poderosa. Y precisamente por eso conviene analizarla con frialdad:

  • Usa el miedo como engranaje psicológico: burlas, titulares sensacionalistas y memes pueden sobredimensionar el riesgo.
  • Puede llevar a la fatiga pandémica: al ver tantos nombres distintos (Ómicron, Delta, “perro del infierno”, etc.), la gente podría cansarse de cuidarse, lo que abre espacios a descuidos.
  • Pone presión social sobre individuos: quienes se enfermen podrían enfrentar estigma incluso si su contagio es leve.

La metáfora, si bien efectiva para llamar la atención, también puede confundir realidades. Al final, lo que define el riesgo no es el nombre, sino los datos.

Qué hacer ahora: medidas sensatas y colectivas contra la nueva variante covid perro del infierno

Aunque la situación no es alarmante aún, conviene retomar ciertas prácticas —al menos mientras las autoridades mantengan vigilancia genómica. Entre ellas:

  • Retomar el uso de cubrebocas en espacios cerrados o con mucha gente.
  • Ventilar espacios interiores, mantener distancia cuando sea posible.
  • Lavarse las manos con frecuencia, usar gel antibacterial, evitar tocarse la cara.
  • Vacunarse o completar esquemas de refuerzo si no lo has hecho.
  • Estar atento a síntomas respiratorios, incluso si parecen un resfriado común.
  • Mantenerse informado con fuentes oficiales, no rumores de redes.

En un país como México, donde las inequidades en salud persisten, la prevención colectiva sigue siendo la mejor vacuna.

Perspectivas: ¿y ahora qué sigue?

En los próximos meses podrían pasar dos cosas:

  • La variante “perro del infierno” se expande más, pero no genera hospitalizaciones masivas —se convierte en una de tantas oleadas de Ómicron.
  • Aparecen nuevas mutaciones que cambian la ecuación: quizá una subvariante con mayor evasión inmunitaria o gravedad.

Por lo pronto, los laboratorios de vigilancia genómica seguirán monitoreando. Mientras tanto, lo más responsable (y ético) es mantener hábitos de prevención, sin paranoia, con solidaridad y sentido común.

Cuidados ante la nueva variante covid perro del infierno

La “nueva variante covid perro del infierno” —o más precisamente las subvariantes BQ.1 y BQ.1.1— ya forma parte del mapa de contagios en México y en el mundo. Su fama temible le llegó por un apodo cargado de dramatismo, y aunque tiene mayor capacidad de propagación y algún escape inmunitario, hasta ahora no hay evidencia de que provoque enfermedades más graves que variantes anteriores.

Ese contexto obliga a la cautela. No a la histeria. Si algo aprendimos en estos últimos años es que el pánico divide. En cambio, la precaución protege. Y, sobre todo, recuerda a cada uno que la pandemia no ha terminado —y que, por salud de todos, lo más sensato sigue siendo cuidarnos y cuidarnos entre todos.